Durante años viajamos a diferentes países del mundo, pero siempre durante nuestros periodos de vacaciones (principalmente navidad y verano).
Disfrutamos muchísimo de estos viajes, pero siempre nos quedamos con ganas de más ya que nos apasiona perdernos por lugares poco turísticos y conocer la cultura y la gente local, cosa difícil de hacer cuando como mucho tienes unas pocas semanas de vacaciones.
Realmente nuestro año lo pasábamos esperando estas vacaciones y veíamos lejos el poder lanzarnos a vivir viajando ya que siempre nos surgían muchos miedos: cómo conseguir dinero, cómo dejar nuestros trabajos, el piso donde estábamos, qué íbamos a hacer con Nala, etc.
Era nuestro sueño, un sueño que siempre te dicen que ya disfrutarás de él más adelante, cuando tengas vacaciones, cuando te jubiles… En parte no fue hasta la pandemia que entendimos que la vida no va de ir esperando a cumplir tu sueño para hacer lo que se supone que debes hacer, sino tomar las riendas y hacer lo que realmente te hace feliz.
Desde el momento que nos planteamos este cambio de vida, teníamos claro que no podíamos viajar sin la tercera miembro de esta familia, Nala. Así que en diciembre de 2020 compramos nuestra segunda furgoneta para, además de tener la comodidad y libertad de viajar con nuestra casa a cuestas, ¡hacerlo la familia al completo!
Como si el reto de empezar nuestra nueva vida nómada no fuera suficiente, nos esperaba uno mayor si cabe, el reto de camperizar nosotros mismos la furgoneta sin tener ni idea. Esto nos ha llevado a estar más de un año de fines de semana de trabajo con la limpieza, aislamiento, revestimiento, electricidad, fontanería, muebles y todo lo que una camperización conlleva (de esto ya os hablaremos más adelante porqué tiene mucha miga…).
Suponemos que, a causa de nuestra ilusión, subestimamos la complejidad que implica una camperización (en los vídeos de Youtube todo parece muy fácil…). Estábamos convencidos que la tendríamos lista para salir en Septiembre de 2021 pero ¡sorpresa! Llegó el momento y aún no habíamos hecho ni el revestimiento…
Así que como las ganas de salir acechaban… Tomamos una decisión que nos llevó a vivir una de las mejores aventuras de nuestra vida, hasta el momento. Así, sin pensarlo demasiado, decidimos salir a hacer el Camino de Santiago desde casa, recaudando fondos para un reto solidario. Fueron 1200km y 50 días de superación, sufrimiento, felicidad, y todas las emociones imaginables. Después de esto, nos sentíamos capaces de todo y, de repente, el hecho de camperizar la furgo ya no nos parecía para tanto…
Con fuerzas renovadas y aún más ganas de salir si cabe, nos pusimos como nueva fecha de salida marzo de 2022. Ahora sí, sin excusas, teníamos el tiempo para empezar a trabajar con nuestro proyecto de vida y terminar la que sería nuestra casa rodante durante esperemos mucho tiempo.
En este blog vamos a compartir nuestro viaje en furgoneta y nuestra nueva vida nómada. Hablaremos sobre nuestras experiencias y lugares que visitamos, pero también, sobre la vida en furgoneta, sostenibilidad y proyectos solidarios. En definitiva, queremos compartir contigo todo lo que hemos aprendido y vayamos aprendiendo en el camino para ayudarte a cumplir tu sueño, para servirte de inspiración y que aprendas de nuestros errores y aciertos.
¡Empezamos esta gran aventura de vivir en consonancia a nuestros valores y cumpliendo nuestros sueños! ¿Nos acompañas?
Por cierto, si aún te has quedado con más ganas de saber sobre nosotros. Te dejamos el primer episodio de nuestro podcast.